Va cayendo la tarde, ya empiezan alumbrándose las calles con el propio de la Navidad, la tenemos a la vuelta de la esquina, veo una persona sentada en un banco, al acercarme observo algo especial en el, nuestros ojos se cruzan y un escalofrío recorre mi medula, con la mano me invita a sentarme, joder, ya voy para casa para descansar del paseo, pero algo me obliga a sentarme, lo miro fijamente y en sus ojos hay una alegría inusitada.
¡Hola!, ¿te puedes sentar un rato?, no puedo negarme, una flojedad se apodera de mis piernas y caigo en el banco, ¿de dónde vienes?, pregunta, “pues mira, de dar un `paseo y ya voy para casa”, ¿te puedes esperar un ratito?, insinúa, “si”, te diré que llevo tiempo aquí, he visto pasar bastante personas y es curioso, el modo como se manifiestan, ¡mira!, ves esos críos, con la naricilla pegada al cristal donde están los juguetes que les pedirán a los Magos, con que ilusión hablan entre ellos, al final, puede que sea eso, ilusión, hace, pasó una pareja joven, cogidos de la mano, se pararon en aquel que muestra muebles y demás accesorios complementarios, para la casa que tienen en proyecto formar, luego un matrimonio de media edad, con su carrito de la compra, hablando de que no le llega el salario, que la cesta es muy cara, que hasta cuando, esa pareja de mayores, de andar pausado, con movimiento de barco, por sus rodillas rígidas, mirando en los mismos escaparates que los críos, pensando en sus “niños”, hablaban entre ellos de que si les tocaba, les comprarían tal y cual, y el abuelo asentía a lo que su mujer le iba diciendo.
Al cabo le pregunto, ¿Quién eres?, “Puedo ser cualquiera”, me contesta,” aunque soy alguien objetivo, da igual, puedo ser cualquiera”, ”ahora bien, nos va a nacer un Niño, dentro de nuestro corazón, ojalá sea bien recibido, porque ahora lleva un tiempo con tanta modernidad, que su nacimiento pasa muy desapercibido, será también que las barriguitas están llenas, desde los más chiquitos a los mayores tienen sus necesidades muy cubiertas, se carece de poco, a lo mejor algo más de salud, y con ese tío gordo, el papa Noel, que trajo el Coca Cola, en las casas, casi no se coloca el Misterio, es más cómodo poner el arbolito y al gordo de rojo, hasta en los balcones por fuera, como si quisiera entrar por el balcón, la fantasía era más bonita, lo que ocurría que había poco y por eso los camellos no venían muy cargados, incluso las chimeneas eran muy estrechas y por ellas costaba trabajo pasar.
¿Quién eres?, vuelvo a preguntarle,
“Soy el Espíritu de la Navidad”
Feliz Navidad
Os la deseamos Jose y Tere
Os la deseamos Jose y Tere
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